domingo, septiembre 19, 2004

Los cuenteros nos invaden

por Rudolf Rueda (colaborador asociado)


De repente este movimiento callejero pasó a ser de un humilde y divertido acto cultural a un presuntuoso show que se hace pasar por una enorme ola de cultura.

Si bien este tipo de arte rescata la historia de nuestras tierras y antepasados, y lo más importante aún, el arte de orar, llegó a convertirse en un exagerado ejemplo de poder, petulancia y frivolidad que entretiene a la sociedad haciéndole creer que de verdad están ofreciendo un profundo contenido artístico; pero la realidad es completamente distinta: lo que de verdad nos están ofreciendo es un bombardeo masivo de entretenimiento ordinario. En pocas palabras, como decimos vulgarmente, “NOS ESTÁN METIENDO GATO POR LIEBRE”.

Emito un profundo grito de protesta a la sociedad bumanguesa, ya que preferimos ir a un festival de cuenteros (obviamente me excluyo) a deleitarnos de un gran festival cultural como es el Festival de Piano. Para ser exacto, me refiero a la concurrencia de ambos festivales; sinceramente da tristeza ver cómo la gente ignora el arte y se deja engañar. No me cabe en la cabeza lo que sucede con mis compañeros (músicos) al decir que no tienen dinero para el festival, a lo mejor se la gastaron en frivolidades… Entre ellas un show de cuenteros… a lo mejor eso sí los entretiene… ¿A quién no? O tenían justo lo de gastar el fin de semana en 'Rock City'... Además, fue notoria la ausencia de nuestros profesores. ¿A qué se debe esta apatía?

Tampoco entiendo el retundo éxito que tiene este tipo de festivales vanos en nuestra ciudad, siendo más caro que los actos culturales realmente importantes, como los festivales de piano y guitarra que organiza la UIS, o una exposición de pintura (aunque son escasas), por ejemplo, la exposición de Botero en el Banco de la República, que, a propósito, era gratuita.


Más insólito aún el premio; mientras un cuentero recibe de premio 10 millones de pesos, un músico profesional recibe 5 millones, que sinceramente no es nada en comparación de todo el tiempo y esfuerzo que invirtió para poder presentarnos un gran concierto; sería patético compararlo con la preparación del cuentero… Patético para el cuentero, sin duda alguna.

A lo mejor para nuestra sociedad la cultura o el arte simplemente sea un medio para divertirnos sin importar lo que realmente significa. Es más fácil reírnos con base en obscenidades como “La tragahombres”, que disfrutar un concierto de verdad; más complejo aún entender y conmoverse con una pintura ajena.

Es decepcionante ver cómo la empresa privada invade de publicidad estos shows y de cómo malgastan su dinero vanamente apoyándolos. ¡Claro, eso sí vende!, pero en el fondo están malgastando el dinero, y peor aún, están dándole más poder a algo que no lo merece, y engañando a nuestra ingenua (¿?) sociedad.

Si es cierto que somos seres sensibles aspiro que mi artículo tenga eco en los seres que realmente aman el arte.


1 comentario:

rata de chapinero dijo...

mr. d. go on with it!