viernes, agosto 11, 2006

Edición especial CULTURA.

Muy amablemente alguien quería hacernos sentir bien con esto. http://es.wikipedia.org/wiki/Leonardo_Carre%C3%B1o

BUCARAMANGA

Personajes
El político liberal asesinado Luis Carlos Galán Sarmiento, el empresario Carlos Ardila Lulle, los escritores Pedro Gómez Valderrama, Silvia Galvis, Ricardo Abdahllah y Gonzalo España, los ingenieros y empresarios Juan Diego Caballero y Andres Moreno, el narrador Francisco "Pacho" Centeno, el caricaturista Mantilla Caballero, la novelista, el Ingeniero Hernando Pardo Ordoñez, Anastasia Espinel, el escultor Juan Camacho y el cineasta Leonardo Carreño.


Leonardo Carreño
De Wikipedia, la enciclopedia libre

Leonardo Carreño es un, fotógrafo y cineasta colombiano nacido en la ciudad de Bogotá pero que ha realizado su obra en Bucaramanga. Es autor de varios cortometrajes y exposiciones individuales de fotografía y responsable del departamento audiovisual del Taller Umpalá.


CINE en Colombia!
Tal vez toda esta confabulación escénica es para pagarse las terápias del lenguaje. Por qué no mejor se va a hacer cerámica con Andrea Echeverri?

"Leo",
Hay un camino más corto a la fama:


HOJA DE VIDA ANDREA ECHEVERRI COMO CERAMISTA:

http://www.aterciopelados.com/BancoConocimiento/C/Ceramica/Ceramica.asp

lunes, julio 31, 2006

If crime pays...

http://grammarpolice.net/

Nos preguntamos quien es realmente el maestro de la copia y de la falta de originalidad.

jueves, julio 27, 2006

Atenas e os atenienses latino-americanos

Estimados leitores,


Ultimamente este blog tem recebido vigorosas manifestações de um legítimo representante dos gramáticos colombianos.

Gostaríamos de aproveitar essa preciosa oportunidade para indicar a leitura do interessante texto “LENGUA Y PODER: EL PROYECTO DE NACIÓN EN COLOMBIA A FINALES DEL SIGLO XIX”, de onde retiramos os trechos abaixo transcritos.

Aproveitamos o ensejo para dirigir um agradecimento especial ao mencionado leitor não somente pela constante participação em nossos debates, mas principalmente por ilustrar tão bem a influência das normas gramaticais na configuração das relações sociais, político e culturais desse país.

Atenciosamente,


Editor Clínico pela Libertação da Linguagem



“Dentro de los proyectos hispanoamericanos de constitución de la nación en el siglo XIX, el colombiano se distingue no sólo por haberse concretado muy tardíamente hacia finales de la década del 80, sino porque obedeció especialmente al impulso de un grupo de filólogos, gramáticos, latinistas y prelados. La tendencia generalizada de suponer que la excelencia en las letras es un reflejo del grado de civilización de un pueblo, y que hay una conexión directa entre las virtudes de la población y las obras de sus elites letradas, le ha permitido a los colombianos durante más de un siglo ufanarse de la alta cultura que profesaban sus prohombres. Bogotá todavía se precia -aunque cada vez más tímidamente- de haber sido considerada la Atenas sudamericana.

(…)
Sin embargo, otra lectura de esta paradoja sería verla como característica de la Regeneración: un intento de incorporar al país a la economía-mundo, modernizando el aparato estatal, el aduanero y el fiscal, a la vez que culturalmente ponía una muralla a su alrededor para evitar que entraran las ideas que sustentaban esa modernización en el resto del mundo. Si económicamente el proyecto que encabezaba Miguel Antonio Caro como vice-presidente de Núñez no resentía el contacto con otras naciones, en el mundo de las ideas, de lo simbólico, consideraba que la tradición española y católica poseían todo lo que los pueblos americanos necesitan, y debía permanecer tan pura e incontaminada como la lengua (Jaramillo Uribe 64).
La misma modernización del aparato estatal y fiscal quedó envuelta en la política de encerramiento propia de la "Regeneración". Su rasgo característico fue justamente la imposición de normas, restricciones, regulaciones. Es pensable que esto, de alguna manera, es parte de la misma "tradición de intolerancia", que según el historiador Fabio López aparece como constante en nuestra historia y se ve reforzada por la "política de abierta contención de la modernidad a través del sistema educativo", (López de la Roche 112) entregado en su totalidad a manos de la Iglesia católica.

Se plantea una contradicción, como es evidente, también en el interior de la nación misma. Un proyecto de nación que remite a la raiz hispánica y católica es un proyecto excluyente de las mayorías mestizas del país, por no mencionar a las poblaciones indígenas, sobre las que recayó la fuerza de este proyecto civilizador. Los saberes letrados, la fe católica, el hispanismo serían dominio de unos pocos que legitimarían con ello su derecho al poder. Fueron efectivos en su rechazo a las ideas modernas, y privaron de ellas a todos por medio de la educación religiosa que se impartió a los pocos que tuvieron acceso, y por la total negación de instrucción a los demás. Como señala Ligia Galvis, "[p]uede decirse que la proyección de la Constitución de 1886 implicó la introspección de la cultura. La sociedad colombiana, en virtud de los efectos del control eclesiástico de la educación, se volvió impermeable a las ideas provenientes de las influencias positivistas y socialistas y, consecuentemente, al desarrollo de la ciencia y de la técnica. La conciencia ilustrada quedó sometida a la marginalidad cultural y a la conciencia culpable" (Galvis 236).

Otras circunstancias de la conformación política del país pueden haber contribuído a la fuerte inserción del proyecto de los gramáticos. La fuerte predominancia de los saberes letrados como legitimadores del poder elevaban a los letrados funcionales a posiciones privilegiadas. La presencia del Estado, en parte por las condiciones geográficas, pero también por las agitaciones políticas, siempre ha sido débil. En la mayoría de los lugares, es pensable que los letrados funcionales, el cura párroco y el notario, fueran las personas que sirvieran de intermediarios entre la población y los representantes del Estado. El acceso a la letra, aunque su uso fuera deficiente, los elevaba por encima de la mayoría.

Caro y sus gramáticos y prelados establecieron qué es ser un católico y cuál es el castellano que se debía hablar. Rufino José Cuervo mostraría cuáles eran los errores y desviaciones que alejaban a miles de miles de bogotanos al acceso de la letra y del buen uso de la lengua. Él y Caro fijarían cuál era la forma correcta de decir. El bogotano corriente sabrá, desde 1867 hasta hoy, que su castellano es tan sólo una desviación de la norma y también que por eso mismo es un excluido del poder. Ni qué decir del resto del país, plagado de hablas regionales en las que incluso se escribe poesía y narrativa, pero que quedan excluidas de la verdad, de la palabra, por ser desviaciones de la norma. O de las ochenta familias de lenguas indígenas que quedaban enteramente excluidas de este proyecto de nación.

La fuerza de este discurso puede medirse, tal vez, en el hecho de que las Apuntaciones críticas sobre lenguaje bogotano de Cuervo tuvieron en vida de su autor seis ediciones actualizadas y se puede considerar una especie de best-seller de la época. En la Correspondencia entre Caro y Cuervo una de las menciones más frecuentes es a las ventas de la obra y a la necesidad de sacar más ejemplares o nuevas ediciones. Como la Urbanidad de Carreño (González Stephan), las Apuntaciones pueden haber servido como manual para las nuevas clases. Se convirtieron en norma de comportamiento en el habla, indicaban la forma de acceder a las esferas sociales de los letrados: a pesar de la exigua modernidad, hubo migraciones fuertes del campo a la ciudad (que pueden haber sido motivadas también por la violencia y no necesariamente por las transformaciones modernas), pero de todas maneras hay un sector móvil de la población que puede haber visto las Apuntaciones como un medio de acceder al buen uso del lenguaje, requisito indispensable para tener acceso a la ciudad letrada y de ahí al poder”.
(Texto de Erna von der Walde Uribe. Publicado em Revista Iberoamericana Vol. LXIII, Siglo XIX, fundación y fronteras de la ciudadanía, editado por Susana Rotker, 178-179, Enero-Junio, 1997; 71-83).

el programa existencial prioritario

La noción de psicologización del yo no alude al individuo autónomo pretendidamente único y seguro de su singularidad sino a un proceso en el interior de la subjetividad diferente. No se trata de la preferencia del yo frente al nosotros, ni tampoco del sujeto ensimismado, orgulloso de su autosuficiencia.

Se trata de un individuo que convierte el yo en un perímetro amurallado porque, consciente o inconscientemente, considera que en su interior se esconde un tesoro cuyo hallazgo dará sentido a la existencia.

Y esta gran farsa es el programa existencial prioritario de todos estos inválidos emocionales, llorones, inconsecuentes y dependientes de toda clase de basura (incluyendo personas).

Cuando estos programas existenciales prioritarios entran en contacto con la dinámica social descubren que por sí mismos no tienen nuevos valores o conceptos para aportar. Entonces solo les queda 1) copiar 2) pretender o 3) coaccionar.

Así, en el último de los casos algunos se legitiman autoimponiéndose. Comienzan a encarar eslóganes políticos, personalidades autoritarias, metas tecnicistas y estándares libidinales.

Su lógica funciona bajo la creencia en que hay que ocultar verdades sencillas tras la muralla de los tecnicismos. Ocultar el empobrecimiento personal y los errores sociales con intentos patéticos de participar y con estrategias estúpidas para ser escuchados de nuevo.

Producen y consumen inutilidades, disimulan la normalización forzada, la personalidad inútil y los afanes de protagonismo.

Al final estas exaltaciones identitarias solo anteponen particularismos y dejan patente la necesidad de prótesis de sustentación que permitan mantenerse en pie y la afanosa necesidad de vertebración del yo (aunque sea bajo apodos ridículos). Pronto veremos que el precio a pagar por los delirios de omnipotencia es encontrar soportes relacionales incorrectos que impedirán salir por sí mismos de todas las mentiras personales que se terminaron acogiendo como único valor supremo restante.

let go, let flow..

PeeAndPoo

lunes, julio 24, 2006

viernes, julio 21, 2006

Las personificaciones instrumentales y la irresistible tendencia a la singularidad



A todos aquellos:

Los mounstruos suelen posar cual personas dentro del desolado decorado de sus propios habitats. pero estas personas no existen como tal. son solo personificaciones instrumentales. Se creen aristócratas por su "irresistible tendencia a la singularidad"o así suelen hacernos pensar. Pero no notan su real condición marginal patente y mal asumida. Singularidades pretendidas o acaso prolongaciones limitadas?. Si claro, son las particularidades del hombre vulgar. nada más.

jueves, mayo 25, 2006

El sexo como hecho consumado ou provérbio ocidental

As palavras são uma forma de curar as feridas, dizem os psicólogos.
Mas sentimentos tão complexos como o amor e a raiva nunca conseguem ser totalmente expressos em palavras. Elas são inerentemente insatisfatórias.
Por isso há tantas canções que falam de amor.
O nirvana budista é o silêncio, a ausência de palavras. Os ocidentais, seres certamente menos espirituais, preferimos cicatrizar a carne com um gozo bem barulhento.
Dr. Casanova

lunes, mayo 22, 2006

El discreto encanto de la burguesía



















clasificado judicial

Estimada Usuaria de Supercable Telecomunicaciones,

Por medio de la presente nos es grato notificarle que el Das, sección de delitos informáticos, tiene su IP y demás datos personales (léase nombre, domicilio, teléfono domicilio y teléfono celular). También, a modo de coautor y cómplice tiene la información personal de los otros dos partícipes del sinietro.
Serán largos años de molestos requerimientos judiciales. Es hermoso pensar cómo se puede ser el moderno protagonista del proceso kafkiano. Socorro!.
Sinceramente tuya por siempre,
Srta. Obra de Dios.

domingo, mayo 21, 2006

Píldora No 2

La idea como hecho consumado
No llueve fuera sino dentro en la cabeza. Cae un líquido asqueroso, denso y frío que como una barra de hierro se arrastra por toda la nuca y corta limpiamente el sano juicio.

La noche acaba con todo. Entonces se abre otro lugar. Cae un telón invisible. Eco como música de fondo. No es sueño. Es una fiesta que irremediablemente terminará en un triste epílogo. Este oficio acá termina, así es todos los días.

Vicios alarmantes. Amantes poco excitantes. Sonrisas cíclicas, espejos replicantes. Sin dolor, o precisamente antes del dolor. Temblor constante. Al filo de la mente la idea solo puede ser hecho consumado.

sábado, mayo 20, 2006

píldora No 1


A curiosidade de olhar cada um dos livros deixados na mesa da biblioteca pelo usuário anterior. É como espiar pela janela para ver o interior de uma casa alheia. A disposição dos móveis, os quadros, as flores de plástico. Abri o livro de Benedetti em uma página qualquer: “la soledad comunicante”. Uma pesquisa feita pelo Libération a que os escritores deveriam responder à pergunta: “porque escreves”? Tal como um programa de auditório no horário da tarde. Oportunidade ímpar de saber a cor preferida de Beckett. Ou a primeira experiência sexual de Günter Grass. A vida privada dos intelectuais para intelectuais. Lawrence Durrell respondeu: escrevo para me vigiar... Eu, ao contrario, escrevo para que me vigiem. Um sinal anônimo de fumaça: SOS. Save Our Soul. Para que me dêem fluoxetina no café da manhã.
Miss Peaches

Aguarden ustedes la píldora del día siguiente
La Píldora. Publicación sustancial de cada día en Ediciones Clínicas.

parámetros de operación de su unidad de confort


El Señor e.c era un buen hombre de negocios que, tras la tentativa de homicidio perpetrada por su propio conyuge, y tras enviudar de una manera muy extraña dos años después del atentado, se erigió como lider político y se dio a conocer por su famosa teoría política quintacolumnista y bifrontal.

Dicha teoría afirmaba, en resumidas palabras, que en una sociedad los partidos políticos deberían constituirse desde un principio abiertamente como sociedades anónimas (distíngase anónimas de secretas).
Así, incógnitamente ese señor fundó su propio partido político: “avant s.a medios revolucionarios” que se dedicó a impulsar las masas críticas al tiempo que alquilaba medios loco-motores.
Avant s.a “medios revolucionarios”, un negocio de alquiler de vehículos “con o sin chofer” “pre y post pago”, con “derecho a no retorno” y “pérdidas totales”; avant, un partido político de vanguardia (liberal).

El señor e.c dedicó todos sus esfuerzos para que los medios de movimiento social y político “avant” construyeran un verdadero motor revolucionario. Así, creó la tecnología de interés social gadgets y handicaps como estructura de clases ajustada a la lenta realidad del pueblo. Se entendió finalmente que la injusticia social residía en el hecho de proclamar el derecho fundamental a la educación en un país mayomente analfabeta.

Entonces, en base al derecho a la igualdad y al libre desarrollo de la personalidad se procedió a la necesitada reforma constitucional. Buscando fines de igualdad, humanidad y reditualidad se eliminó el servicio de educación. Al suspenderse ésta los deberes civiles y los derechos políticos se hicieron cargosos para las masas críticas quienes rápidamente fueron conducidas por un camino descendente hasta perder su condición de ciudadanos. Finalmente el pueblo era un Estado de masa Crítico movido y transportado por el instinto gregario y la homogeneidad de la identidad. El partido político realmente había triunfado.

Avant, con su ideal de partido politico en la modernidad, acogió en base al principio de unidad e identidad su misma cuña comercial como himno del partido (todos los días a las 6 de la tarde )“Por eso vamos avant siempre adelante ni un paso atrás, con el valuarte como estandarte y por escudo la libertad siempre adelante ni un paso atrás”.
Actualmente se encuentran investigados por la posible violación derechos de autor sobre lo que parecería ser el himno de Santander, famoso departamento de la gente más adelantada y empujante de Colombia.

viernes, mayo 19, 2006

A falta da falta


A falta da falta não é o avesso do avesso. Não é um jogo de soma zero. É cavar mais fundo e chegar onde não tem mais nada. Onde nada faz sentido. Onde só há dor em estado puro. Que anestesia todo o resto. Qualquer pensamento, qualquer sentimento, qualquer migalha de vida que ainda tenha resistido. É como diabo verde descendo pelo ralo da pia e arrastando tudo. Não se pode confundir a falta com o nada. A falta é um espaço vazio dentro da gente, que logo se incorpora à nossa matéria. Sim, somos feitos também de buracos vazios. Seríamos insuportáveis sem eles. A completude idiota de um saco de sucrilhos tamanho família. A impossibilidade de Baudelaire. Eu gosto que sejamos assim. É como se fôssemos música, feitos de sons e silêncios. Não há melodia sem os silêncios. Posso tentar também outra metáfora para os mais prosaicos: é como linguagem básica de computação. Código binário: 1-0-1-0-1-1-0-0-0... Imaginar que todas as coisas que eu possa escrever no meu computador. As mais banais e grotescas; as mais sinceras e emocionadas, no final das contas, todas se resumem a uma seqüência de zeros e uns. E não existiriam sem os zeros. Não existiria comunicação no mundo de hoje se não fossem os zeros à esquerda. Tem muita beleza nesse espaço vazio. Violinos que choram. Contrabaixos que resmungam. A voz da cantora de samba que fala de tristeza e desesperança. Poesia. Prosa poética. Suicídios. E tem tanto o que fazer quando caímos nesses buracos. Como um quarto bagunçado que temos que arrumar no sábado de manhã. A gaveta de meias remexida. A roupa usada no canto. O resto do sanduíche. Os livros espalhados no chão. Colocar cada lembrança no seu lugar. Ficar aí até terminar todo o ritual: sentar no pé da cama, fumar um cigarro, chorar, lamber a lágrima salgada no canto da boca, assoar o nariz, sorrir com ternura com os olhos postos no infinito, deixar a última lágrima escorrer, limpá-la com a manga da camisa para não ter que ir pegar mais papel higiênico no banheiro. Sofrer mais um pouquinho, pensar numa canção, quem sabe compor uma, escrever um poema, rabiscar no bloco de papel ao lado do telefone. Emudecer numa melancolia boa. Sentimos a falta de várias maneiras. Às vezes ela cutuca o peito e dói. Às vezes só de birra ela entala no caminho do esôfago e impede até a saliva de passar. Alguém que passa na rua com o seu perfume. E me paralisa no meio da Avenida Diagonal. Nos fins de tarde de domingo, ela salta na minha frente e dança como um macaco gozador. Para depois se reconciliar, pedir desculpas e voltar de cabeça baixa. E eu sempre desculpo, porque é tão bom quando ela volta. Porque a pior coisa que pode acontecer é a impossibilidade da falta. Isso sim é perder o chão, as estribeiras. Perder completamente as referências. Não tem o menor sentido olhar essa cidade e passear por ela sem pensar na falta que você faz. No que você gostaria de ver nela. No que faríamos juntos. Onde eu te levaria. Te mostraria meu parque preferido. Uma loja onde vendem cartazes de cinema. Iríamos em um restaurante árabe. Tomaríamos um café em silencio, lendo o jornal que o cliente do lado deixou sobre a mesa. É como se a cidade não existisse sem a referência da sua falta. Eu olho para o que há ao meu redor e tudo morre no segundo seguinte. E é assim que tem que ser mesmo, porque eu não preciso mais lembrar de nada para te contar. Porque eu não vou dizer nada quando eu te encontrar. Porque talvez eu nunca mais te encontre. Porque eu não posso mais pensar nas fotos que você tiraria. Em qual banco do metrô sentaria. No que diria ao ver o palácio da música. O nada é não ter o direito nem sequer de sentir saudades. É a falta da sua falta, um buraco negro de dor e medo.
...
Miss Peaches

miércoles, mayo 17, 2006

La patología del gusto producida por el lenguaje común, o lo bello como dogma


Muchas veces termina uno por toparse con personajes de una estirpe tan pintoresca, y tan particular, que cometen la torpeza de abrogarse un conocimiento universal y absoluto acerca de lo que es el buen gusto. Aunque la mayoría de las veces uno no les ha preguntado nada ni les ha pedido explicación alguna, ellos mismos abren con presteza sus grandes fauces y además, para colmo de males, se explayan incansablemente -con muecas y manerismos que parecen robados de una novela de Wilde- acerca de lo que consideran que es el buen vestir, el buen comer, la buena conversación, el buen desenvolvimiento en sociedad. Fijan atentamente su mirada en la propia para forzar al inocente interlocutor a bajar la guardia y a observarles en conjunto, a condenarles en la absurda negación por el deseo de su histeria. Como un equipo estéreo de alta fidelidad, reproducen sin consideración ni piedad una inútil pretensión de anular en ellos mismos a los demás en su propia versión contrabandeada y pirateada de lo bueno y de lo estético.
Algunos, sin pereza de asumir una posición más perspicaz, se formulan ciertas preguntas, todas ellas relacionadas con la posibilidad de afirmar con certeza la existencia de lo bello "a priori". En algunos casos la pregunta descrita se relaciona con temas tales como el sectarismo o la provincialidad, que en este terreno constituyen el defecto capital a la hora de realizar cualquier juicio estético. Otra avenida de respuesta atribuye el problema, no sin cierta ligereza, a un narcisismo exacerbado y a un afán de protagonismo del que -como ya hemos visto- han hecho agosto los 'realities' y las revistas del corazón, mientras el espectador desprevenido reclama la preponderancia del efecto sobre el motivo, es decir, el placer/displacer producido por tal o cual objeto, sabor o comportamiento. Y bien, ¿a), b), c), o todas las anteriores?
Al parecer, la cuestión de fondo es si el gusto es o no refinable, o lo que es lo mismo: si existirían determinados parámetros de acuerdo con los cuales la consideración respecto de conceptos tales como "lo bello" o, incluso, "lo bueno", serían universalizables, a pesar de la sospecha de que no es más que un "valor" impuesto. De que siempre se exige más de lo que se puede dar, o mejor, de verse obligado a lidiar, con manifiesta mediocridad, con tendenciosas exigencias que detrás de un color o un ingrediente esconden el constreñimiento a un estilo de vida. ¿O acaso qué crees que estás comprando cuando entras a Cartier? ¿O qué piensas cuando les anuncias modestamente a tus cófrades que te vas a aventurar al exterior para 'lavar' tus estudios superiores de tercer mundo, para decantar tus malhabidas costumbres pueblerinas y para conocer gente que viva a la altura de tus nuevas expectativas?
Y sin más, no es posible dejar de encararse con lo inevitable. Abandonar el esbozo de personalidad y el tímido proyecto de autodeterminación, acabar de una vez por todas por someterse a aquello tan aparente, y así atribuirse vanidosamente el pretendido status de "civilizado", obligándose a sí mismo a creer que la imagen y el discurso son garantía. Digno de aplauso este gran salto, pero no por ello menos tonto: librarse de las supersticiones propias de los bárbaros para hacerse a otras más delicadas. ¡Qué magnífica forma de disimular la pobreza del espíritu! La connatural -e inconmesurable- capacidad de contaminación por la comparación simplemente debe reducirse a eso que te es más dable manejar, a eso que tú mismo terminas por engullirte, ansiosamente, como un borracho engulle un bocadillo, a una suposición que se estructura frágil en los límites de las caprichosas voluntades ajenas.
Hasta que un día se siente el hastío, y se es presa de una inabordable vacuidad. El exceso de ornamentos (figuras literarias, expresiones rebuscadas, etc.) resulta entonces un defecto de las obras, pues, primando las minucias sobre la totalidad, el espectador debe fijarse en tantos y pequeños elementos que pierde la visión unitaria de aquellas (¡También nuestros discursos fatigan por el exceso de adorno!). La adecuada proporción de la simplicidad y el refinamiento se hacen indispensables para que la mente se desplace con la fuerza suave de la imaginación. La afección tiene que ser placentera, y el llamado "buen estilo", oscilar entre la semejanza y la novedad. La belleza tiene que producir placer. ¿Por qué desligarla entonces del espectador? (v.gr. Piénsese en la 'pala' de Duchamp) ¿Por qué perder relación directa con el espectador y con el artista, limitando, como en el arte, la obra a conversar con todas las anteriores a ella (Que, por supuesto, ¡no pueden responder!), o lo que es peor, ¿qué es lo que significa la pérdida (actual) de los nombres de los cuadros? "El juicio final" vs. "Variación 14", por ejemplo; en el primer caso, la referencia me guía de cierto modo a lo que el artista quiere que yo vea, en el segundo, no existo. La decisión: ¿Arte autoreferencial o estética objetiva? Y la pregunta obligada: ¿Es la belleza una propiedad de los objetos?, o de otro modo, ¿está lo bello allá afuera?
Tuyos siempre,
(13+24) + (10+5)

as linhas. (di)versión en portugués

As linhas, (di)versão em português.
Perguntam-me sobre as linhas desta cidade. Sim, elas podem ser retas. Planejaram e construíram uma parte delas e o fizeram cartesianamente. Diagonais e grandes vias que vão de ponta a ponta. E ligam pequenos oásis de ruas tortas. Povoados que existiam antes, com ruas estreitas, irregulares, feitas de pedras pesadas, escuras e cheias de musgo. Exalam permanência. As linhas retas vieram depois. Elas não atraem turístas. Os engenheiros de transito sim sabem apreciá-las. Há carros e motocicletas que passam rápido por ali. São como uma foto que se tira de noite em que se vêm apenas linhas de luzes vermelhas e alaranjadas. Existências fugazes como luzes que se acendem e apagam. Faróis que acendem e apagam. Vermelho, verde. E amarelo piscante: amarelo-negro-amarelo-negro. Negro: há crise energética na Europa, diz a manchete no jornal. Em meu país, meninos comem luz, diz a canção.
Mas eu também gosto das linhas retas porque elas sabem dissimular. É preciso segui-las de perto para encontrá-las sinuosas, como o desenho que se esconde no muro. Leves, como as curvas da negra gorda que dança ao lado do banco no parque. Desafinadas, como o violão do garoto que toca na festa de jovens comunistas. Traiçoeiras, como o Avante que eles entoam. Seja como for, elas não dizem para onde devemos ir. Nem eles. E nem como devemos ir. De carro alugado, dizem eles. Mas antes de fazer revolução, eu ainda planejo comprar uma bicicleta de segunda mão no Gloriès. Dizem por aí que as ciclovias desta cidade acabam em lugar nenhum. Assim como tudo?
Toda a manhã eu olho o caminho do trem pela janela da biblioteca e penso que os meus caminhos pouco se parecem com ele. Eu sempre vou pelos caminhos sinuosos. Como uma imagem do que preferiria ser. Ou do que uma boa parte de mim é e gostaria de aparecer. Será que é isso que atrai os turistas no Born? Há ruas estreitas e sinuosas também no Raval. Mas há poucos turistas lá. Há paquistaneses nas esquinas, sempre em duplas, como nos jogos de fliperama. Dizem que há também bares. Disfarçados. Esfumaçados. Com portas estreitas e música no final. Poderia ir ao Raval na sexta à noite. Poderia. Quisera. Mas sempre exagero na curva e acabo em círculos. Como a pista de corrida. Três voltas, às vezes quatro. Três vezes, às vezes quatro: o mesmo homem sentado no banco, com o cachorro ao lado. O papel de sorvete do domingo. O cheiro ruim de coco de pato. Quantos Martins há neste parque? As estatísticas dizem que três dentre quatro pessoas que freqüentam o parque a essa hora estão a beira do abismo.

lunes, mayo 15, 2006

las rayas

Mi ciudad es una ciudad turística. Mi ciudad es una ciudad encerrada. Encerrada por el cielo de líneas que dejan los aviones cada segundo que pasan. Son nubes en cuadrícula sobre una superficie prolijamente celeste. También mi ciudad es infinita, con calles que se cruzan y se encuentran en cada esquina cortando filosamente el destino de todo aquel que va pasando. Los campos son colores disciplinadamente alineados, son sembrados para recibir el sol que cae como un eco estriado y silencia el polvo de los caminos. Luego los pájaros pasan volando en v.

Mis amigos también son lineales, pero de una manera compleja y traicionera. Totalizan imágenes de sí mismos, coleccionándose para sustituir sucesivamente cada término de la colección. Cada vez mis amigos sacan sus nuevas temporadas y cambian su modelo y su forma según las corrientes. Al final ya no conozco a nadie. Al final tampoco soy dueño de mis imágenes

Mis días también van en línea. Son un manual de instrucciones que se lleva a cabo según pasan las horas. Si viajo a ver a mis amigos tal vez mi cotidianeidad no sea más un manual de instrucciones sino un modelo para armar. Pero después de Cortazar ni la vida en manual ni vivir un modelo son buenas formas de pasar el tiempo.

Pero hay otras cosas que también son taxonómicas y lineales. Lo son el menú del día, la carta de relaciones sociales, o el listado de Especialidades Farmacéuticas. Vademécum-Vadetecum. Eres lo que comes. Si éste cliché fuera cierto, el vademécum personal nos llevaría a ser insoportablemente leves. En cambio somos insoportablemente diarios.

Así, todos los días llevo un traje de corte angular. Como en un plano cartesiano, dividimos las materias en Códigos, Capítulos, Títulos, Artículos y Numerales que aplicamos sistemáticamente hasta que se cierran las Cortes.

Pero yo quisiera usar una bata blanca. Casi como la sepsis de un hospital. Quiero llevar una bata blanca aséptica y escéptica propia del Servicio de Limpieza. Un servicio de limpieza que no se ensucia nunca. Sin embargo el juez entra con una toga negra mientras que la audiencia se sienta en fila y las partes ingresan en línea. Entonces quisiera caminar por las esquinas cortantes, por las calles cuadradas, pensar las nubes rectas, pisar el pasto en flecos, correr por los rayos del sol de la lluvia que baja a rayas. Línea a línea se leen los folios de la acusación. Línea a línea las barras separan las celdas y los reos. Mi ciudad es una ciudad turística y encerrada.

sinceramente,

dr.volta

sábado, abril 29, 2006

APLAUSOS


Homenaje taurino.

Hoy, en la mayoría de las tardes no sucede nada, que es lo peor que puede suceder. Uno cree haber asistido ya al mismo espectáculo, igual al de ayer, igual al de mañana. Creemos haber visto la misma faena trescientos sesenta y cinco días al año. Los años pasan como si no pasaran.

Entonces si suele usted clamar en la mente contra las manecillas del reloj, si conserva aún fresca en la memoria la imagen triste de un momento alegre, puede consolarse pensando que es mejor salir por su propio pie aunque derrotado por menor raza.

Pues va a ser que no. No sea tonto! hágase usted mismo un torero. Ediciones Clínicas presenta esta tarde un volumen especial dedicado al debut taurino.

Que su espada no le prive de salir por la puerta grande. En este espectáculo el público se muestra especialmente exigente. Evite usted salir en hombros de la corrida, salga del atolladero de los puestos humildes. Aprenda usted a lucirse en el corneo.

Sea el depositario de una de las leyendas más hermosas del toreo, el origen de una línea fantástica, maestro en sazón y espejo de muchos que aspiran a ser alguien en la profesión. Sea maestro en las ganaderías triunfadoras de la temporada. Un torista del encaste que vive haciendo el toreo día a día.

Primero que todo, dispóngase con ánimo y gana a lograrlo. Luego, tenga en cuenta que en el prestigioso arte del toreo todavía humean las fallas. Nuestra ciudad natal es un hervidero de gente como lo es una plaza taurina. Hemos de ser hormigas y no cigarras para evitar ser corneados. En la feria de mi tierra, donde empieza todo, existe un enorme error. Olvidar que la dignidad del espectáculo está en su contenido y no en su magnitud.

En la dignidad de un espectáculo (y para ser digno de participar en él) debe olvidarse de la sensiblería del localismo y jamás imponer una mentira piadosa.

Entonces, si anda usted con un gesto como tras una mala digestión pero su deseo infinito es llevar el pendón en la procesión del patrono de su alma es bueno de antemano darse a conocer como el torero de su tierra, es decir, como un torero sin demanda. Así evitará decepcionar al álgido público que lo acompaña durante la faena y que se va a casa sintiendo que ha caído en las manos de la desidia de un ignorante.

Un ignorante que en vez de torero debió ser costalero. Pero el año es largo y el pliego caro!. Por eso escoja un camino corto y barato: para lucirse en el toreo es más fácil escoger la corrida de la concha. No se vaya usted a correr antes de tiempo.

Por eso, si alguien le da pie para debutar como el gran torero del año, no pierda usted la oportunidad de serlo. No aprovechar tan magna coyuntura sería un despilfarro grande para el futuro de su propia feria! El torero sin demanda debe hacerse toro al mismo tiempo y cornear con brío y gracia a su escaso público querido. No cometa usted un error tan negro como un casco de pelo. Torear o cornear, las dos puntas enfrentadas del espectáculo resultan, al final, siendo la misma cosa. Luego tristemente en rojo, grítese a sí mismo Olé!.

Y si por si acaso siguen las imágenes tristes de momentos alegres sepa que “a stuck in reverse brings a noisy withdrawal”, al ruedo!.

viernes, abril 21, 2006

Con las manos lubricadas e incluso lúbricas




Ignorance is bliss


Es que resulta que el espíritu que contempla no está vacío, y que las abstracciones son los ojos del espíritu y que la calma del espíritu se cruza con pensamientos que la arañan.
Ahora exalto la importancia de ser derrotado, y el no-hacer como una posible victoria, y el fracaso como una soberana libertad. Pasamos la vida entera brindando por motivos inútiles.
Ser una cifra secreta?. también se es la bomba que uno mismo hace estallar. . Cada mina que pone explota también dentro de su propio ser. Repleto de su propia soledad un yo devastado, ha preferido con dos carcajadas tristes, volver y no volver para evitar la carnicería innoble que se podría ser.

Entonces hay que hacer una distinción entre el peligro y el riesgo.

Peligro: capacidad intrínseca de un agente físico para provocar efectos adversos.
Riesgo: probabilidad de que ese efecto adverso ocurra.

Así, luego y tarde entendemos que hay personas (casi todas) que con sus ojitos lubricados (o mejor lúbricos) te dicen “lo siento”, todo en medio de una prosa ciclohostil. y lo que pasa, ciertamente es que no se trata de personas depuradoras y por lo tanto, tanta mierda entra, tanta mierda sale, todo en medio de un vaciado afectivo. Así son las personas. No quiero más amigos. Por que en exposición al peligro el riesgo terminare siendo yo. Seré la bomba que explota y seré el cuerpo que cae.

sábado, enero 28, 2006

La batalla de la desodorización

Estimados lectores,
Nos ocupa hoy el discurso teórico que se le consagra al olfato, portador de toda una red de fascinantes entredichos y misteriosos atractivos.

¿Qué hay detrás del discurso higienista que valoriza simbólicamente la blancura de la tez y la ausencia en la atmósfera de la propia presencia y la de nuestros semejantes?.
¿Qué significa ésta ansiedad olfativa que continúa ordenando la lucha contra la basura doméstica y legitimando los intentos simplificantes del miasma?.
Esto solo traduce una obstinación antigua y actualiza una vieja tendencia en contra de la verdad del individuo que, al igual que en su alma, tiene en su cuerpo “sus emuntorios siempre humeantes”

Como si sufriéramos de hiperestesia pretenderemos descubrir qué apuestas sociales se esconden tras la mutación de los esquemas de apreciación y los sistemas simbólicos de la mundial campaña de la desodorización en la sociabilidad y los ritos de la vida cotidiana.
Ha llegado la hora de volver a considerar esta histórica batalla de la percepción y descubrir la coherencia de los sistemas de imágenes que presidieron su desencadenamiento.

Por qué fundamentar la elipsis olfativa cuando fue el aura seminalis del sacerdote continente o del celador, soltero abstinente, el leitmotiv en la literatura romántica?. Por qué olvidar las desdichas de Don Juan extraviado por el odor di femina de Elvira?. Olvidar por qué Fausto enloquece a las mujeres del palacio? Cuál es la razón del descrédito si la misión del olfato-centinela reviste una gran importancia; vanguardia del gusto, nariz delatante del veneno en ésta atmósfera-cisterna?

Nuestra cotidianeidad se desarrolla en una mezcla insondable (parecido a nuestro entramado social y sentimental) que nunca podremos desenmarañar. Teatro de extrañas fermentaciones, partículas sudorosas, mezcla mortificante y muchas veces objeto de temibles escarmientos. Todo esto es un conjunto de evidencias dentro del cual se enraíza esta vigilancia atmosférica a la que tendemos en nuestra esfera más íntima.

No es cuestión de duda para nadie que el aire mantenga en suspensión las sustancias que se desprenden de los cuerpos. La atmósfera-cisterna se carga de emanaciones telúricas, de transpiraciones vegetales y animales. El aire de un lugar es un caldo espantoso donde se mezclan humores, azufres, vapores acuosos, volátiles, oleosos, salinosos que se exhalan por los poros, la saliva, la orina, hasta de los minúsculos insectos y sus huevos, de animálculos espermáticos y lo que es peor, los miasmas contagiosos que surgen de los cuerpos.

Cada parte orgánica del cuerpo vivo tiene su manera de ser, actuar, sentir y moverse; cada una tiene su sabor, su estructura, su forma interior y externa; su olor, su peso, su modo de crecer.
También, cada órgano “no deja de derramar a su alrededor, en su atmósfera, en su entorno, ciertas exhalaciones, un olor, emanaciones que han tomado su tono y sus maneras; que son, verdaderas partes de sí mismo. El hígado tiñe con su bilis todo lo que lo rodea, los músculos contiguos al riñón exhalan un olor vinoso. En fin, los humores, verdaderos laboratorios, transportan permanentemente un “vapor excrementoso” de olor fuerte, que atestigua la purificación, la reparación incesante del organismo.

Esta purga termina por eliminar todas las excrecencias, efluvios pútridos, productos de la menstruación, sudores, orinas y materiales fecales. Sí! Y con riesgo a repetirnos, el individuo, al igual que en su alma, tiene en su cuerpo “sus emuntorios siempre humeantes” La vida sería imposible si un equilibrio no se instaurara entre el aire externo y el interno, equilibrio precario restablecido sin cesar por los eructos, los ventoseos, el rascamiento de los poros, etc.

El olor de los órganos y de los humores, más o menos cargados de los productos de la purificación, se exhala a través de los emuntorios, éstos son siete, todos ellos notables por su olor. Los exponemos sin el ánimo, usualmente reputado a Ediciones, de ridiculizar el estado humano: la parte peluda de la cabeza, los sobacos, los intestinos, la vejiga, las vías espermáticas, las ingles y los intersticios entre los dedos de los pies

Es así como, contrariamente al oído y la vista cuya obsesión se funda sobre un prejuicio platónico reverberante, reafirmado sin cesar, el descalificado sentido del olfato es asociado a repugnancias y escándalos internos y penetrantes.

Sin embargo, desde la Antigüedad, los médicos no cesan de repetir que, de todos los órganos de los sentidos, la nariz es la más próxima al cerebro, y en consecuencia al “origen del sentimiento”. Entonces el olfato constituye un empeño permanente de introspección.

Más que el “choque fugaz” que revela la coexistencia del yo y el mundo, el olfato espía las variaciones paralelas del ser íntimo y del paisaje oloroso. La gama olfativa de las horas, los días y las estaciones acompaña la meteorología interna (Así lo hicieron patente Rousseau, Balzac, Maine de Biran, entre otros)

La experiencia individual revelada por algunos poetas se convierte pronto en verdad científica: el olfato es el sentido de los “tiernos recuerdos” según el Diccionario de las Ciencias Médicas. La reminiscencia olfativa tritura extrañas sensaciones que arrancan el velo establecido entre corazón y pensamiento; borra la distancia que separa el pasado del presente y conduce a la melancolía del never more dentro de la toma de conciencia de la unidad del yo.

Detrás del olfato existe el surgimiento de una memoria compleja que contrasta con la sencillez de nuestras más comunes evocaciones. Esto es claro en Madame Bovary, en Balzac en las dos líneas de Louis Lambert, Baudelaire en su eternidad del perfume; en Zola quien olía realmente mal.

Y sin embargo, la desodorización burguesa supone riqueza, olvidando el papel de los olores en el despertar de la sensualidad. Todo lo que sabemos de la sexualidad popular del siglo pasado lo obtenemos de burgueses refinados y mal colocados para comprender las pulsiones de los que no comparten su asco.

El comportamiento escatológico está asociado al instinto y lo que ha sucedido tras la batalla de la desodorización, que comenzó primeramente con la intolerancia de las tan comunes viviendas insalubres, llega hasta la desodorización del lenguaje acometida desde principios del siglo XVII, donde la injuria llevaba el ritmo de vida, en infinidad de imágenes que evocaban la suciedad y que agobiaba a las clases dirigentes con su lenguaje “puro del Rey”.

El bajo lenguaje, el sitio de la porquería verbal (Pierre Bourdieu – la distinction), la escatología del Carnaval terminan echando fuera la basura hasta en su simulacro verbal. Así, al tirar sus inmundicias simbólicamente, no se hace sino lanzar un reto al que evita el contacto, porque cuando se aparta de su inmundicia se reconforta mediante el gesto y el habla su propio estatuto sobre lo excrementoso.

De ésta manera, hoy se nos ha hecho imposible, en tan poco espacio, plasmar el complicado misterio del olfato. Pero toda ésta larga evolución ha hecho que olvidemos la importancia del olor individual y la ansiedad que generan los olores del prójimo; la simpatía la antipatía, el contagio o la infección. Los efluvios del prójimo dentro de la cohesión viva de dos seres mediante innumerables partículas semejantes como se leía en la erotika biblio.

Olisquear, husmear, dar pruebas de agudeza olfativa, preferir los densos olores animales, reconocer el papel erótico de los olores del sexo, es una actividad constante, muchas veces inconsciente y negada de nuestro ser.

Por todo lo anterior, aún hay quienes recuerdan cálidamente el olor del rostro de su ser más querido. Dentro del abanico social, la fobia por los contactos inoportunos y los olores indiscretos dejan al descubierto la existencia de seres neuróticos que prefieren disfrutar de sus colecciones insustanciales arriesgándose a la asfixia en contra a la voluntad global de repulsa. Es hora de hacer nuestra propia disección de lo cotidiano, esperándo alcanzar l´élixir de longue vie dentro del sabio cálculo de los mensajes corporales. Bienvenida sea la anoxia.

Sinceramente,
Dr. Volta.